INNOVACIONES Y USOS DE LA BANCA COMUNAL
Del enfoque tradicional a la flexibilización en la
intervención
Innovaciones
y Usos de la Banca Comunal es un esfuerzo de INTELCOLECTIVA por colocar en vitrina el desarrollo que se ha
llevado a cabo de esta metodología de micro finanzas durante los últimos quince
años, lapso durante el cual en Latinoamérica se han producido innumerables
aportes, innovaciones y mejoras a la práctica de la banca comunal que deberían
haber dado mejores resultados en los esfuerzos de las IMF por mejorar el estado
de situación de sus clientes. Sin embargo, una vitrina atiborrada de estas
mejoras no garantiza de por sí que las IMF estén dispuestas a incorporarlas a
sus intervenciones ¿Por qué? Hay varias suposiciones que podrían esgrimir; una
primera es que es muy probable que para
la IMF le resulta más fácil proseguir con intervenciones ya validadas antes que
intentar modificaciones cuyos resultados no pueden o no están dispuestos a experimentar,
ó enfoques que no se asumen desde una perspectiva del compromiso institucional
(por ejemplo, en relación al enfoque de empoderamiento), ó escalas de
intervención que no justifican poner a prueba nuevas mejoras ó reticencias para
una mayor apertura al cambio. Cualquiera que sea la razón que limita una mayor
disposición de las IMF a asumir acciones de mejoras, ó – lo que constituye
nuestra hipótesis – dificultades que emergen al no contar con un mapa de recursos
que ofrezca una adecuada reflexión acerca de sus potenciales beneficios, atenta
contra la disposición de asumirlos y de comprobar el nivel de asertividad de la
elección.
Las
innovaciones que se pueden identificar en la región y los nuevos usos que son
factibles de aplicarse desde la banca comunal, son de diversa naturaleza; para
el caso de las innovaciones en algunos casos están referidos a la propia
estructura metodológica de la banca comunal y, en lo específico, al salto que
significó pasar de una concepción estandarizada y de una escalera crediticia
rígida, a un modelo flexible tanto en montos, plazos, productos, gestión del
propio banco comunal, así como mayor capacidad de respuesta a un entorno cada
vez más competitivo; esto se ha traducido, entre otras medidas de ajuste al
modelo, en limitar o eliminar la cuenta interna; o el desarrollo de nuevos
productos financieros en el portafolio especialmente de la cuenta externa.
También se ha asistido a una mayor profusión de la aplicación del enfoque de
género mediante estrategias que han apuntado desde el planeamiento estratégico
hasta producto financieros con enfoque de empoderamiento pasando por el
entrenamiento de equipos y programas orientados hacia las mujeres con metodologías
específicas. En otras áreas estas innovaciones y nuevos usos se han orientados
hacia el notable mejoramiento de los programas de capacitación, del uso de
enfoques como la gestión del desarrollo, la introducción de microseguros, y
coberturas mínimas en asunto de salud, entre otras.
Desde el punto de vista de los usos, la banca comunal ha mostrado
también una interesante faceta de adaptación puesto que ha venido transitando
desde su uso como medio para que mujeres emprendedoras en condición de pobreza
pudiesen encontrar alternativas de financiamiento y capacitación “a la puerta
de la casa” hasta aquellas en que ha permitido vincular las necesidades de
mujeres de áreas rurales como mayor capacidad empresarial, su articulación a
cadenas productivas ó como un deseable componente de salida de las mujeres que
participación en programas de alivio a la pobreza como el programa JUNTOS de
Perú, en la medida en que rescata de este segmento potencialidades de
emprendimiento canalizándolas hacia una opción no asistencialista.
Las variedades
de opciones que se han derivado de la matriz originaria muestran que algunas
IMF reciben ahorros y otorga préstamos de capital de trabajo, además de ofrecer
a sus clientes educación participativa en finanzas, gestión empresarial,
autoestima, manejo de grupos y salud, incluyendo nutrición de infantes y niños,
así como salud y planificación familiar. Otras ofrecen exclusivamente servicios
financieros como crédito y ahorro. Todas estas innovaciones, mejoras
y nuevos usos han dado por resultado- en términos generales- un notable historial de
altas tasas de recuperación de cartera, buena productividad de los agentes de crédito y altos
rendimientos de la cartera bruta. Las mejores IMF de América
Latina muestran un mayor retorno ajustado sobre activos, así como
una tasa de autosuficiencia financiera y operacional más elevada que la de los
mejores proveedores de crédito individual.
La fórmula ganadora sigue siendo algo muy simple pero efectivo: el estilo de
trabajo y los servicios de la banca comunal se
adaptan particularmente bien a los pobres y a clientes en zonas rurales y
urbanas y los agentes o promotores
van directamente al cliente, incluso en las comunidades más remotas. A
ello se le agrega que el servicio financiero de los bancos comunales no suelen
requerir garantías reales, dada la condición socioeconómica de sus clientes y
al administrar sus propios créditos, los miembros de los bancos comunales ganan
confianza en sí mismos, mientras que la participación en programas educativos
refuerza la cohesión.